12/12/08

Pedí perdón a mis víctimas aunque eso no cambiara la realidad


Por Blanca Torquemada, artículo publicado en ABC, 11 de diciembre de 2008

LLega a Madrid persuadido de que sus vivencias como terrorista y su posterior renuncia a la violencia, relatadas con franqueza que desarma en No Más Bombas (Libros Libres), ayudan a la reflexión. También en España.

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Shane O'Doherty escribió este libro hace quince años y ahora nos llega traducido al español. Con esa perspectiva y cuando ya hace una década que se firmaron los acuerdos de Viernes Santo, ¿ve consolidada la paz?
-¡Esa pregunta no la puede responder nadie! Después de treinta años de violencia y de guerras a lo largo de ocho siglos, se percibe como milagrosa la paz alcanzada, pero ahora mismo el arzobispo irlandés Sean Brady advierte de que hay jóvenes que quieren tomar las armas. ¡Eso es lo que tenemos que evitar! Hay que crear una verdadera «cultura» de los derechos humanos. La gente acepta esta paz, pero no trabaja para mantenerla y hacer comprender que la violencia desacredita cualquier causa. Siempre.

-Relata usted cómo sus circunstancias (dónde y cuándo nació) le determinaron. ¿Es diferente para los niños de hoy en Irlanda del Norte?
-El problema es que no tenemos ni literatura, ni canciones ni relato histórico de la paz, porque lo que único que se nos ha legado hasta ahora ha sido todo el imaginario de la opresión de Irlanda. Los chavales sólo escuchan que los ingleses se han portado como unos hijos de puta. Nos falta proporcionar a las nuevas generaciones herramientas intelectuales para que comprendan que varias décadas de violencia sólo han generado dolor y no han supuesto ningún avance para la causa irlandesa. Las fronteras siguen en el mismo sitio.

-Se incurre en la permanente tentación de comparar la lacra de ETA en España con lo vivido en su tierra. ¿Algo que ver?
-Lo cierto es que cuanto se refiere a ETA ocupa un lugar muy destacado en la prensa irlandesa. No es casual que De Juana Chaos haya acabado en Irlanda o que el cura Alec Reid se pasee a menudo por el País Vasco y por el resto de España. ¿Elementos comunes entre ETA y el IRA? Los mismos que el IRA pudo tener con la Baader Meinhof en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia. Yo lo resumiría en que comparten la capacidad de fanatizar a los jóvenes hasta llevarles al punto de despojar de valor la vida humana so pretexto de una lucha.

-En lo demás, poco o ningún parecido...
-Al País Vasco nadie ha llegado desde fuera para invadirlo, como han hecho los británicos con Irlanda. Y en estos últimos treinta años quienes más han contribuido a reclutar terroristas para el IRA han sido Ian Paisley y Margaret Thatcher. No se puede comparar a treinta individuos que ingresan en ETA con lo que allí ha venido sucediendo con miles de chicos.
-No sólo se arrepintió de su actividad terrorista, sino que pidió perdón.
-Escribí cartas a mis víctimas. ¡No podía cambiar la realidad, pero me lo dictaba mi conciencia! Unos contestaron, otros no y algunos enviaron la carta a la prensa, que me puso como un trapo. Me vi atrapado en una terrible paradoja: si no pedía perdón, malo, si decía «lo siento», también.

-¿Cómo recibe su testimonio la sociedad irlandesa?
-¡Depende del momento! Después de salir de la cárcel, cuando viajaba a Irlanda del Norte la gente me abordaba indignada por la calle y me soltaba que qué estaba haciendo, que no había derecho, a pesar de que ya sabían que la cúpula del IRA estaba negociando con el Gobierno británico. Y ya últimamente me decían, «ah, pues está bien». Pero ahora hay otro problema: ¿Tiene la sociedad capacidad para acoger a quienes caímos en eso cuando éramos unos críos y hemos cambiado? ¿Me permite la sociedad cambiar? Mi deseo es que este libro lo lea la gente joven porque, además, lo cuento todo con la mayor naturalidad posible, y hasta con humor: ¡Yo estaba dispuesto a morir por Irlanda. pero a ser homosexual por Irlanda no!
-¿Y ahora?
-A estas alturas y en una sociedad que acepta mal a quien se declara religioso, me conformo con decir: ¡Soy católico!


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