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14/10/14

Publicado por El País, Barcelona, Alfonso L. Congostrina, 10 de octubre de 2014

Un ex jefe del IRA: “Ninguna causa merece todo el dolor que provocamos”

Shane O’Doherty critica que Cataluña no ha definido su territorio nacional




“Durante años pensé que la violencia era la salida, pero no, la solución es el diálogo y ninguna causa merece todo aquel dolor que provocamos”, así se ha dirigido hoy a un público juvenil el ex jefe de explosivos de la banda terrorista IRA, Shane O’Doherty.

A finales de los setenta manifestó públicamente su disconformidad con el terrorismo, pidió perdón a las víctimas y renegó del IRA. Lo hizo tras varios años privado de libertad. Fue condenado a 30 cadenas perpetuas y tras 14 años en prisión recorre el mundo contando como llegó a repudiar el terrorismo y la violencia. Hoy en Barcelona ha hecho lo mismo y ha intentado evitar una pregunta relacionada con el proceso soberanista catalán: “Entiendo a los catalanes y que quieran autogobierno pero no tienen definido cual es su territorio nacional y quién debería votar”.

O’Doherty utiliza las mismas técnicas que usaba Steve Jobs cuando presentaba un Iphone. Se coloca en el centro del escenario. Recto, muy erguido y justo delante de una pantalla gigantesca que el mismo controla con un mando a distancia. Habla. Controla cada frase y cada silencio. Conoce muy bien su historia y esta mañana conseguido captar la atención de un millar de jóvenes en sólo segundos. Su exposición comienza por un recorrido histórico, un pequeño esquema para ilustrar la vida de los católicos en Irlanda del Norte. O’Doherty relata los ataques de la policía, los paramiliatares y el ejército británica contra una población católica que “sólo luchaba por sus derechos”.

Reconoce que con sólo 15 años tomó la decisión de pertenecer al IRA poco después tuvieron lugar los hechos sangrientos del bloody Sunday en el que fallecieron 13 manifestantes irlandeses. Aquella acción, según O’Doherty, dio alas al Ejercito Republicano Irlandés (IRA). “Con 17 años me ofrecí voluntario para realizar operaciones con bombas”, en poco tiempo se convirtió en el jefe de explosivos de la organización y perpetró sus primeros atentados en Irlanda del Norte. “Poco después me trasladé a Londres con explosivos y envié cartas bombas a empresarios, políticos incluso a Downing Street”.

Su trayectoria como terrorista continuó hasta que fue detenido en el transcurso de un alto al fuego. “En realidad, me sentí liberado, mi guerra había acabado. Durante el juicio vi a las víctimas y las lesiones que había causado”, aseguraba ayer el ex terrorista.

O’Doherty cree que la prisión le sirvió para llegar a avergonzarse “del IRA, de la violencia y de la violación de derechos”. Fruto de esas reflexiones pidió pública y privadamente el perdón a las víctimas y abandonó la organización pidiendo, incluso, su disolución. “Las autoridades pensaban que era una estrategia para que me dejarán abandonar, antes de tiempo, la prisión y creían que volvería a la violencia; por otro lado mis compañeros IRA dejaron de hablarme”, recordaba ayer.
“Han pasado muchos años pero nunca olvidaré de los años de violencia; la guerra no sirvió de nada fue horrible”, pensaba en voz alta el exterrorista. “Cada día me pregunto qué es el perdón y si me han perdonado Dios o las víctimas”, reflexionó O’Doherty antes de que el millar de adolescentes aplaudiera su intervención.



28/5/13

Fue jefe de explosivos del IRA en el inicio de los 70

Un exjefe del IRA advierte de que los más radicales de ETA no tienen intención de hacer concesiones

Teinteresa.com 27/05/2013 - Íñigo Rodríguez / @inigorodriguez 
  • El exdirigente del IRA asegura que para llegar a la paz "ETA tendrá que ceder cosas que sus más radicales no están por la labor".

  • Además, advierte de que los demócratas tendrán que tomar "una amarga píldora" de concesiones para terminar con el conflicto.

Shane O Doherty, exdirigente del IRA

 Shane O'Doherty (1955, Derry) fue el Jefe de Explosivos del IRA (grupo terrorista irlandés) durante más de cinco años. En 1970 se unió como colaborador de la organización terrorista y en 1972, tras vivir de primera mano el domingo sangriento en el que el ejército inglés mató a 14 personas e hirió a otras 30 disparando sobre una manifestación, se unió a la banda. Un año más tarde fue enviado a Londres para comenzar una campaña de envío de cartas bomba a políticos, periodistas, personalidades y jueces ingleses. Entre éstas, logró que una de las bombas llegara a la residencia del primer ministro inglés, por aquel entonces Edward Heath. No se sabe con certeza el número de heridos o muertos que produjeron las bombas de O´Doherty.

Apenas dos años después, en 1975, fue arrestado por estos hechos. Inmediatamente fue enviado a prisión y condenado a un total de 30 cadenas perpetuas. Él cuenta que en una vez en la cárcel, donde según denuncia recibía frecuentes palizas por parte de las guardias, comenzó a reflexionar sobre lo que hizo y a leer los evangelios. A partir de ahí, se inició un proceso por el que terminó arrepintiéndose de sus atentados, pidiendo perdón a sus víctimas, defendiendo la paz como el camino político a la solución de los problemas y escribiendo libros como 'No Más Bombas', en donde aboga por el abandono de todo tipo de violencia por parte de IRA y de ETA.
O´Doherty no recuerda cuántas bombas puso. "Quizás 200 ó 300". Lo que sí sabe, y cuenta con orgullo, es que años después de enviar las cartas bombas "envía cartas de perdón y arrepentimiento a las víctimas".
Hoy, Teinteresa se ha puesto en contacto con O´Doherty porque el fiscal de la Audiencia Nacional Carlos Bautista ha asegurado que el Ministerio del Interior baraja, en informes secretos, la posibilidad de que ETA vuelva a cometer atentados. Precisamente, un reciente informe de Europol también advertía de esa eventual escisión, una posibilidad que miembros de la lucha antiterrorista han deducido también de alguno de los últimos comunicados de la banda.
El exterrorista no descarta esa posibilidad (al igual que ha habido varias escisiones violentas dentro del IRA) "aunque si se produjera alguna sería, además de una profunda pena, un nuevo paso de ETA en un camino de sangre que no tiene retorno".

Ambas partes van a tener que ceder para un acuerdo

O' Doherty parte de la base de que "no hay una relación directa entre la experiencia de diálogo de Irlanda e Inglaterra sobre el fin de la actividad del IRA y la española para intentar un pacto que busque el fin definitivo de los atentados de ETA". Aún así, advierte de que hay diferencias como que " los más intransigentes de ETA no están dispuestos a pasar por algunas de las cesiones más importantes a las que se comprometió el IRA para negociar con los gobiernos (irlandés e inglés). Me refiero al hecho de que el IRA se comprometió a destruir sus armas con testigos internacionales reconocidos por las partes y también acordó deshacer su organización por completo".
El de Derry recuerda que el camino para ello no fue fácil y que "la cesión definitiva del IRA para la destrucción de sus armas tuvo muchos inconvenientes, y perdió credibilidad cada vez que había una quiebra del cese de la violencia. Después de algunos años, ahora se acepta que el IRA ya no existe como forma de organización", O´Doherty bromea con que "se le encuentra más en Facebook que en las calles".

Y aunque se muestra muy crítico con la postura de ETA, también lo es con la del Gobierno. O´Doherty, que defiende que no exista una negociación hasta que no haya una prueba fehaciente de la entrega de armas, asegura que "hay otros principios básicos de la disolución del IRA en Irlanda que no serían acogidos de buen grado por los demócratas españoles más radicales".
Entre estas medidas, que podrían levantar serias ampollas entre grupos políticos o los familiares de las víctimas, recuerda que el gobierno británico acordó, en respueta al fin definitivo de la violencia y de la disolución del IRA, "poner en libertad a prisioneros para que volvieran a integrarse en su comunidad y trató de hacer generosas ofertas a activistas que todavía estaban huídos en el país o en el extranjero". Junto a esta medida, asegura que "el acuerdo incluía en algunos casos el arresto y enjuiciamiento de quienes salieran de sus escondites, y su consecuente envío a prision durante dos años.
Antes de las críticas a esta medida, que él sabe que las hay, afirma que "es una solución imperfecta, pero funcionó".
Por eso, O'Doherty asegura que "no cabe duda de que la puesta en libertad de los prisioneros irlandeses ha sido necesariamente una amarga píldora para la democracia. Pero también ha sido una prueba milagrosa de que estos prisioneros políticamente motivados hicieron lo que se les dijo y lo que debían: permanecieron alejados de la violencia". Aún así, hubo "un pequeño grupo de disidentes" que se negaron a colaborar con el gobierno, "pero también hubo miles de exprisioneros volvieron a sus casas y viven allí una vida sin culpas". Para llegar a esto, "todas las partes tienen que ser muy valientes".

España necesitará una "paz milagrosa" como la irlandesa

El camino a la paz irlandesa (que aún no se ha completado) ha estado lleno de trampas. O' Doherty recuerda que "durante el largo proceso de decir adiós al IRA hubo peligros y patinazos que llenaron de baches el día a día y lejos de ser perfecta". Además, durante el proceso "hubo casos de violencia y asesinatos que dieron oportunidad a determinados medios y partidos políticos a clamar que la democracia estaba siendo minada".

Sin embargo, "después de que todo ese orgullo y esa dureza se calmara, hemos alcanzado una milagrosa paz en Irlanda donde el Sinn Fein continúa buscando la fórmula de honrar la memoria de las víctimas que el IRA dejó, expresar su respeto a los derechos humanos y saber qué pasó con mucha gente que fue asesinada o desapareció".

Al igual que en Irlanda se está viviendo este proceso, O´Doherty cree que "ETA no puede esperar una vuelta rápida después de tantas años de violencia, asesinatos y extorsión y pretender que pueden cubrir todo esto con argumentos políticos, hay cuestiones éticas y morales que tendrán que desenredarse lentamente", advierte O´Doherty hablando sobre cómo será el proceso.

"Las víctimas de la violencia innecesaria, y sus familias, tienen derecho a escuchar un perdón de ETA, que debe ser definitivo, sincero y no sujeto a celebraciones deshonrosas en las que se defienda cosas como la salida de presos. Estas reivindicaciones deben, en su conciencia, estar por detrás de la gente de España y decir, un día, que la violencia fue por completo errónea. La lucha armada fue un callejón sin salida. El proceso democrático es la único camino sensato y moral para el cambio político".
Se necesita gente ciertamente muy valiente para andar la ciénaga moral para llegar a la paz. Sería recomendable reflexionar una frase del Hamlet de Shakespeare: "cuanto menos mereces, más mérito tiene tu recompensa":

http://www.teinteresa.es/mundo/ETA-IRA-negociacion-paz-o-_doherty-Irlanda-Pais_Vasco_0_926909090.html

23/3/10

Belén Palancar. La Gaceta, 31 de enero de 2010, Madrid

“Nadie puede negociar con gente que está dispuesta a matar a inocentes”

Shane O’Doherty, el ex terrorista del IRA que pidió perdón

Dice que la sombra de su pasado como terrorista aún le persigue. Tras pasar 14 años entre rejas y pedir perdón a sus vícti­mas, Shane O’Doherty confiesa que aun así lleva­rá el letrero de asesino cargando en su espalda toda su vida. Pero él ase­gura que aunque no lo pueda borrar, su fe y su acercamiento a Dios le cambiaron la vida.
Shane escribió un libro, No más bombas, en el que cuenta cómo la cárcel le ayudó a quitarse la venda y a comprender que “la vio­lencia no tiene ninguna jus­tificación y mientras los terroristas no se den cuen­ta de ello, no hay nada que hacer”. Algo que según el ex revolucionario, todos los Gobiernos deberían tener en cuenta.


-Hace un mes un policía del Ulster resultó herido a causa de una bomba. El año pasado dos soldados británicos murieron a manos de unos disiden­tes del IRA. Algunos expertos puntualizan que el final de esta orga­nización terrorista en Irlanda del Norte no está escrito. ¿Comparte usted esta opinión?
-El 95% del IRA abando­nó completamente la gue­rra y dejó las armas en 2005. Esto fue un autén­tico milagro, pero sucedió en un momento en el que la banda terrorista ya no contaba con el mismo res­paldo. La mayoría de católicos estaban de acuerdo en acabar con la tragedia gracias al impor­tante papel de la Iglesia católica. Se apoyó la vía democrática y el Sinn Fein consiguió una mayor representación en el Par­lamento. Ahora la pobla­ción aplaude las decisio­nes tomadas por el parti­do que cuenta ya con 24 diputados en la Asam­blea. Por eso, los que apo­yan a esa minoría de disi­dentes son casi invisibles; son muy pocos y carecen de respaldo.


-¿Qué fue clave para dicho cambio?
-Sin duda, la actitud de la gente. La comunidad internacional ha cambia­do y la policía ha ayudado a restablecer la paz. Yo vivo en Dublín, pero cuando viajo por mi país me doy cuenta de que muchos de estos disiden­tes no provienen de Irlan­da del Norte, si no de pequeños pueblos de la República. Allí ha latido durante décadas, (y toda­vía continúa), un senti­miento de guerra y de invasión británica que prosigue debido a que muchos viven aislados y a que sólo cuentan con la visión de la generación de sus padres y abuelos. Hay una clara división entre las ciudades, (las zonas industrializadas), con una visión moder­na, y la zona rural, con una postura más tradi­cional. Me duele que estas personas mayores piensen así, y que fomen­ten el desarrollo de otra guerra civil. Estas mis­mas personas siguen recolectando dinero para los prisioneros de las cárceles, pero ya no obtienen ningún tipo de apoyo, ni de respaldo de los Gobiernos.


"No recibí amenazas por salirme, pero mis colegas me vigilaban"

-El libro le ha servido a usted para pedir perdón por sus acciones dentro del IRA y para relatar su historia. Fue en la cárcel donde empezó a sentir esa necesidad, ¿por qué?
-Es complicado de expli­car. Después de salir de la cárcel mucha gente, fami­liares y periodistas, inten­taban contactar conmigo para que les contase mi historia. En ese momento me estaba leyendo Por quién doblan las campa­nas de Ernest Hemingway y pensé que tenía una his­toria similar, lo que me motivó para escribir la mía propia. Cuando me aden­tré en el IRA, era un joven lleno de fuerza y de pasión, donde todo me parecía muy simple; todo era blanco o negro. La verdadera cara de la violencia es solo una y no tiene salida: la muerte o la cárcel. Yo fui un afortunado que sobrevivió y que en la cárcel maduró y aprendió los valores humanos gracias al catolicismo, que me ense­ñó a seguir mi conciencia promoviendo la paz. En cuanto te paras a pensar comprendes lo que has hecho mal y todo el dolor que has causado a gente ino­cente. Fue muy difícil ese cambio en la cárcel, con mis compañeros al lado que me vigilaban, pero la Iglesia se acercó a esos líderes terro­ristas para hacerles entrar en razón.



-¿Sufrió algún tipo de amenaza por ese deseo de querer dejar la orga­nización terrorista?
-No, la verdad es que no. El IRA, durante toda su historia, ha visto a cientos de personas entrar y a cientos de personas salir, algo que en España no podría ser porque te ame­nazan de muerte. Nuestra tradición es distinta; pue­des sobrevivir. En ese momento yo intentaba acercar a la organización con la Iglesia para llegar a un acuerdo de paz.


-¿Cree usted que otros compañeros suyos tam­bién estaban dispuestos a pedir perdón y salir del IRA?
-Estoy convencido. Cuan­do yo escribí mis cartas en las que pedía perdón a las víctimas, muchos de mis ex compañeros, que tam­bién estaban en prisión, me decían: “Shane, cuan­do no pedías perdón esta­bas loco. Ahora que lo pides, mucho más”. El declararse culpable y pedir perdón era algo inconcebible, y más aún si ésto se hacía público. Por ese temor, muchos no se atrevían a dar el paso. Era más fácil no decir nada.


-Muchas de las víctimas critican que su perdón estaba dentro de una auténtica provocación. ¿Qué les diría?
-Es muy difícil perdonar un dolor tan grande que no tiene vuelta atrás. El Gobierno no nos creía ni los medios de comunica­ción ni la mayoría de las víctimas, aunque milagro­samente tengo que decir que algunas sí lo hicieron. Quiero confesar que nunca se pide perdón por las víc­timas, ni siquiera por uno mismo. Tú pides perdón por tu fe, por tus valores, por Dios, en mi caso. De alguna manera, no impor­ta lo que las víctimas digan. Me reencontré con unos valores que me lleva­ron a hacer lo correcto.





-¿Fue su fe entonces lo que le llevó a pedirles perdón?
-Sí, sí, seguro. Yo sabía que esto no me iba a traer más amigos y que mucha gente no me iba a creer, es un gran coste. Es muy fácil condenar al hijo pródigo y después no escuchar más.


"En algunas zonas rurales se sigue pidiendo dinero para los prisioneros"

-¿Cómo estaba organi­zada la banda?
-Era una gran organiza­ción con contactos en América y fuera del país, pero era difícil mantener una línea común. Había diferencias entre unas zonas y otras, como entre la ciudad y el campo. Algu­nas personas estaban a favor de matar y poner bombas sin ningún tipo de aviso, y otras en cambio no lo estaban. Diferentes ten­dencias e ideologías, algu­nos comunistas, otros socialistas. La verdad es que fue un auténtico mila­gro llegar a una paz común. Había días en los que nos despertábamos y las noticias contaban que había habido un nuevo atentado del IRA. Noso­tros desconocíamos quién había sido. Era una banda organizada, pero a la vez desorganizada como otras muchas. Nadie está com­pletamente seguro de lo que sucede. Fue un mila­gro que Adams y McGui­ness llegasen a reunificar al 95% de la organización y les obligasen a dejar las armas.

-¿Cómo era la relación con sus padres? Usted relata en su libro que ellos desconocían su per­tenencia a la banda.
-Yo crecí en Derry, la segunda ciudad de Irlan­da del Norte después de Belfast, según se decía entonces “en el lado inco­rrecto”. Por eso, aunque mi padre siempre condenó la violencia, mantenía con él conversaciones sobre nuestra situación. Yo nunca entendí por qué nos teníamos que sentir infe­riores a los británicos. Su hermano mayor, mi tío George, luchó por la inde­pendencia del país y su imagen era la de un gran patriota. Yo era muy joven y me encantaba leer libros sobre aventuras y sobre la historia de Irlanda y de ahí desarrollé ese deseo para implicarme en la lucha. Estaba motivado e impre­sionado por el pasado de mi tío. Pero la diferencia con él era que yo ya vivía en una nueva época, una nueva era de respeto a los Derechos Humanos. Mi sueño no era real, pero a mí me parecía que había un uniforme preparado para mí. Muchas personas inocentes eran asesinadas, gente cercana.
-¿Pero usted nunca le comunicó a sus padres esa ambición que tenía?
-No, nunca les confesé que pensaba unirme a la organización. Pero sí mantuve interesantes conversaciones sobre por qué nos sentíamos ciuda­danos de segunda en el lugar en el que habíamos nacido. Ellos negaban con la cabeza y me decían que todo era muy complicado, más de lo que pensaba, porque había gente ino­cente muriendo a nuestro alrededor.

-¿Cómo es ahora la con­vivencia entre protes­tantes y católicos?
-Ahora, gracias a la demo­cracia, todo es diferente. No profesamos la misma religión, pero hay igual­dad y respeto. Algo que no fue fácil, pero que ahora existe.

-¿Qué opina del escán­dalo de la mujer del pri­mer ministro Robinson que le ha llevado a dejar su puesto durante seis semanas y que, según los analistas, podría acabar en una ruptura del Gobierno?
-Para los irlandeses fue un verdadero escándalo que al principio todo el mundo se resistía a creer. Durante las primeras semanas toda la población estaba expectan­te de lo que contaban sobre el caso pero ahora, para ser honesto, creo que forma parte de otra vieja noticia ya olvidada.


"Ni ETA es el IRA ni Batasuna el Sinn Fein, son distintos"

-¿Por qué al etarra vasco De Juana Chaos se le trató como a un verdadero héroe en Belfast?
-No creo que “héroe” sea el calificativo exacto para des­cribir el recibimiento. De hecho, hay que tener en cuenta que en ese momen­to el Sinn Fein buscaba algún tipo de reconoci­miento y de éxito interna­cional para llegar hasta el conflicto vasco. Pensaron quizás que podrían influenciar a este hombre y crear similitudes, pero son casos muy diferentes. ETAno es el IRA, ni Bata­suna, en su tiempo, el Sinn Fein. Y ahora, este hombre permanece apartado en el olvido.

-¿Qué le diría al Gobier­no español?
-Esto es exactamente lo que le diría: no tengo nada que decirle, nada. Es importante para ETAsaber que el mundo cambió con el 11S; ya no hay cabida para la violencia, es una pérdida de tiempo que no lleva a ninguna parte. Una lección que debería apren­der el Ejecutivo español es que la única solución está en que la banda armada de ETAdeje de un lado las armas, si no, no deben hacer nada. No hay otra salida. Es un tema que tiene que ver con el respeto a las personas y a la demo­cracia. Nadie puede nego­ciar con gente que se encuentra preparada para matar inocentes.

-¿Cree que un acuerdo como el del Viernes Santo sucederá en España?
-Hasta que no se tengan las ideas claras, me temo que no. Hasta que no se escuche a la sociedad vasca y los líderes de ETA se topen de bruces con la rea­lidad y maduren, no creo que suceda.

-¿Cómo es su vida ahora?
-Vivo en Dublín, donde trabajo y estudio, pero la sombra de mi pasado me persigue, sobre todo cuan­do viajo y noto que me miran. No sé si podré olvi­dar mi pasado algún día y despejar esta carga. No obstante, cada día me levanto pensando que puedo seguir adelante.


Con 10 años empezó su lucha, con 15 entró en la banda y con 19 fue arrestado

“Le envié una carta bomba al primer ministro”

“Envié varias cartas bomba, una de ellas a la residencia del pri­mer ministro británico, lo que me convirtió en el hombre más buscado de Gran Bretaña”. Éste era Shane O’ Doherty. Un niño de familia católica de Derry que con tan sólo 10 años fue capaz de escribir en su diario lo siguiente: “Cuando sea mayor quiero lu­char y si es necesario morir por la libertad de Irlanda”.
Y así de claro lo tenía, que tan sólo cinco años después, durante los cuales no paró hasta encontrar a sus ‘ídolos’ terroristas, acudien­do a sus reuniones clandestinas. Luego entró a formar parte de la organización criminal coinvirtiéndose en el líder del Comando de Artefactos. A los 17 fue testigo di­recto del Domingo Sangriento y aseguró que su único objetivo en la vida era “vivir para la lucha ar­mada y para el IRA”. Hirió a varios civiles con sus bombas, a los que finalmente terminaría pidiendo perdón públicamente mediante cartas. Muchas de las víctimas le rechazaron, e incluso se enfada­ron aún más porque aseguraron que se trataba de una auténtica provocación, “sin ninguna vali­dez, y sin ningún sentido”.

“Cuando sea mayor quiero luchar o morir por nuestra libertad”

En el año 1975, con 19 años, fue apresado en su propia casa, desarmado, bajo la atenta mira­da de su madre, que no entendía por qué los agentes detenían a su querido hijo. Sus padres des­conocían que era un terrorista. El arresto se produjo durante un alto el fuego de la organización y Shane, después de recibir una sentencia de 30 cadenas perpe­tuas, cumplió una condena de 14 años entre rejas. Fueron esos años encerrado en la cárcel lo que verdaderamente cambió su vida. Allí conoció a varios sacer­dotes que le ayudaron en su ca­mino a la conversión y a la me­ditación. En su celda se pasaba los días pensando y leyendo la Biblia; él subraya que no sabe muy bien por qué. En su libro Shane apunta que fue durante su condena cuando afirmó que “como ya sabía hacer la guerra quería aprender a hacer la paz”. Así, el ex terrorista señala que cuando era joven se involucró tanto en el terrorismo que” ni siquiera hubiera podido decir lo que ocurría políticamente en Irlanda del Norte o en el mundo en general”.

Belén Palancar

2/3/10

Aurelio Ruiz Enebral 24 de noviembre de 2009 (Fóro de Debate Político Ágora)

El terrorista que pidió perdón

"Estaba desesperado por ser un héroe, por ser un mártir, por salvar a la gente". Así explicó Shane O'Doherty, ex-terrorista del IRA arrepentido, por qué con sólo quince años entró en esta banda terrorista. Durante cinco años preparó y colocó explosivos, disparó a soldados británicos y envió decenas de cartas-bomba a Londres. Después de ser detenido con veinte años fue condenado a treinta cadenas perpetuas. Todo ese tiempo para pensar en la cárcel lo llevaron a arrepentirse de sus crímenes y pedir perdón a la personas heridas en sus atentados. "Catorce años te hacen evaluarlo todo", confesó O'Doherty, que se dio cuenta de su error al estudiar los Derechos Humanos y leer los cuatro Evangelios en una noche. "Estaba avergonzado del IRA" y "sentí la obligación de pedir perdón". Perdón. Palabra tabú para sus compañeros del IRA, que le retiraron la palabra y le decían que había cambiado "para hacer su vida más fácil"; pero también para muchas víctimas y políticos, que "pensaban que volvería a ser un terrorista". Toda esta experiencia la dejó escrita en The Volunteer (No más bombas en la edición en español), el primer testimonio de un miembro arrepentido del IRA.


Shane O'Doherty enmarcó su historia personal en el marco del conflicto irlandés. "Una historia muy triste", en la que "todo el mundo puede contar víctimas", que estalló a comienzos del siglo XX con la Revolución Católica aplastada por los británicos y que, en 1921 y tras una "terrible" guerra civil en la que "los jóvenes debían sacrificar sus vidas", dio como resultado una República de Irlanda independiente en el Sur y el Norte ("las mejores tierra, las más ricas, las más industriales") aún como parte de Gran Bretaña. "¿Por qué vivimos dentro de Gran Bretaña?", le preguntó Shane a su padre cuando era pequeño. No recibió respuesta a esta pregunta, más aún, la realidad que veía día a día en Derry, su pueblo natal, le hizo preguntarse por qué la falta de trabajo obligaba a sus conocidos católicos a emigrar; por qué los protestantes iban armados con pistolas y los católicos no tenían forma de defenderse; por qué veía arder la ciudad de camino al colegio. Entonces comenzaron las marchas por los derechos civiles: "cuando los británicos estaban dormidos, los católicos despertaron". Los católicos se preguntaban dónde estaba el IRA y protestaban por su ausencia con pintadas como «I Ran Away» («Me escapé»). El Ejército Republicano Irlandés (IRA) se convirtió en la policía de los católicos, se hizo parte del paisaje de muchas ciudades del Ulster... hasta que el Domingo Sangriento (1972) dio una dimensión mayor al conflicto. La masacre provocada por los francotiradores británicos provocó el reclutamiento de miles de voluntarios, muchos de corta edad, como Shane ("todos mis amigos estaban en el IRA"). Y es que "los jóvenes suelen pensar cosas muy extremas, hacer muchas locuras".

La cárcel y el paso del tiempo hizo que O'Doherty se arrepintiera de «sus locuras» y cambiara el enfoque: "la cuestión importante no es quién tiene razón, sino respetar los Derechos Humanos. Si todos los respetamos, podemos tener un diálogo civilizado". A partir de entonces, Shane se comprometió con la búsqueda de la paz para Irlanda.

Como despedida, Shane O'Doherty quiso (ante un auditorio abarrotado) dar su visión del final del terrorismo, apostando por el diálogo ("no confundir negociación con conversación"): "Si esperas a que la gente deje de poner bombas, nunca lo hará [...] La democracia debe ir a los terroristas, como los curas a los pecadores o los médicos a los enfermos".

25/11/09

Una breve historia de mí y de Irlanda

Así tituló Shane su conferencia del viernes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y que, debido a la cantidad de gente que asisitió, tuvo que cambiar su ubicación varias veces para terminar ofreciéndose en el Salón de Actos del campus de Vicálvaro. Asistieron unas 300 personas, en su mayoría estudiantes, por supuesto, pero también gente externa a la Universidad.


Primero Shane hizo un breve resumen de la historia de Irlanda, para que todos entendiéramos el trasfondo histórico del Ejército Republicano Irlandés. Después nos habló de los principios del IRA y terminó contando cómo entró él, qué le hizo arrepentirse y su opinión sobre el conflicto vasco. Dejó claro que con los terroristas tiene que haber diálogo pero no negociación.


Sólo deciros que fue un éxito y que hubo bastantes preguntas, aunque por desgracia, no hubo tiempo para todas las que Shane hubiera querido contestar. Esperemos que haya nuevas oportunidades.

18/11/09

Ciclo de Conferencias sobre Terrorismo

La Universidad Rey Juan Carlos ha organizado un ciclo de conferencias sobre terrorismo que comenzará este viernes día 20 con una conferencia sobre el IRA que dará Shane.

Por si a alguno le interesa, aquí tenéis más información:

http://www.facebook.com/event.php?eid=171650487774&index=1#/event.php?eid=171650487774&ref=mf


http://www.fdpagora.es/index.terrorismo.html

2/9/09

Paradojas de las 'luchas de liberación nacional'


TRIBUNA / TERRORISMO / SHANE O'DOHERTY
El Mundo, 26.08.2009

A RAÍZ DE los recientes atentados de ETA y de las operaciones policiales contra la banda y su entorno he reflexionado sobre las lecciones de 40 años de lucha violenta en Irlanda, a la que hace unos años pusieron punto final dirigentes de las diversas facciones.
Las denominadas luchas de liberación nacional son un conglomerado de numerosas contradicciones que los combatientes, sobre todo los más jóvenes, son incapaces de ver durante más o menos tiempo; sin embargo el velo se les cae finalmente de los ojos durante esos largos años en prisión -que son la recompensa principal de todo acto violento-, aunque casi nunca se les permita reconocerlo.
La primera contradicción es que los luchadores por la libertad matan a más miembros de su propio ámbito social de los que matan aquéllos que consideran sus enemigos. En Irlanda hemos tenido durante unos cuantos años una Comisión de Desaparecidos que trabajaba en la búsqueda de cadáveres de ciudadanos torturados, asesinados y enterrados clandestinamente por los luchadores por la libertad. Las diversas facciones han negado en repetidas ocasiones dichos asesinatos durante años y años, hasta que al final se han visto obligadas a reconocerlos.
No se confesaba la verdad ni a los militantes ni al sector social propio. Torturas, enterramientos en secreto y mentiras eran instrumentos aceptables en aras de una causa que se suponía que era tan noble.
La segunda contradicción es que, una vez capturados y encarcelados, los luchadores por la libertad pasan a ser expertos en los derechos de los presos y tienen que reconocer que los derechos de éstos tienen su origen en los derechos humanos que ellos mismos han violado con tanta frecuencia pero a los que ahora, una vez dentro de la cárcel, apelan constantemente. Todas y cada una de las mañanas, cada vez que se mira en el espejo del lavabo, un recluso tiene que ver el rostro de alguien que ha violado los derechos humanos y que ha causado más injusticia de la que ha reparado en toda su vida practicando el terrorismo. En la gran mayoría de los casos, eso les lleva poco a poco a un cambio de carácter.

La tercera contradicción es que esos movimientos proclaman que su objetivo es la libertad, pero niegan la libertad de pensamiento y acción tanto a sus militantes como a sus grupos sociales. En Irlanda, esa lucha está sembrada de nombres que fueron muy importantes en sus organizaciones y que cayeron en desgracia porque disintieron en nada más que una coma de la línea oficial del partido. Sus años de servicio quedaron borrados instantáneamente de la versión oficial de la lucha y ellos personalmente se vieron condenados al ostracismo de forma implacable. No sólo se aplica una mordaza de hierro a los pensamientos y manifestaciones de los presos a medida que maduran y cambian con el transcurso de los años, sino también a sus familiares y a todo disidente en potencia dentro del grupo social. Es el miedo, no la libertad, lo que se transforma en el objetivo y el instrumento principal de aquellos que todavía aspiran a que les llamen luchadores por la libertad.


Una cuarta contradicción es que, mientras muchos militantes eran asesinados por haberse chivado al considerado enemigo acerca de otros luchadores, cada uno de los movimientos que actuaba en Irlanda entablaba negociaciones con los británicos. Llegado el caso, destruía su arsenal armamentístico por sí mismo, pero todos estos contactos y negociaciones en secreto se mantenían vivos durante muchos años mientras los dirigentes de esos mismos movimientos decían a sus luchadores por la libertad que la guerra debía continuar sin ningún género de dudas. Es posible que a los dirigentes de esas organizaciones no les quede más remedio que ocultar la verdad, tanto a sus luchadores por la libertad como a sus grupos sociales, sobre esos contactos secretos con el considerado enemigo. Mentir a los militantes y al grupo social se considera algo puramente táctico; no tiene nada que ver con cuestiones morales o éticas.
Una quinta contradicción de estas organizaciones es que a todos aquellos que se involucran, ya sea en un primer momento por razones políticas o por razones culturales o filosóficas, se les considera inmediatamente comprometidos con el servicio a la lucha armada, con una especie de minicarrera armamentística y con una maquinaria asesina. Por momentos, nada hay más importante que el brazo armado de la organización y su necesidad de inflar las estadísticas de asesinatos. Al cabo de unos 40 años de lucha entre diversas facciones en Irlanda, lo único que había aumentado de verdad eran las estadísticas de las cárceles y de los entierros. No se habían levantado ni escuelas, ni hospitales, ni clínicas, ni comedores populares para los pobres o los menos privilegiados. Los únicos monumentos erigidos a la denominada noble lucha por la libertad eran los índices de asesinato de otros seres humanos y los cientos y cientos de años de sentencias de reclusión. La cultura, la filosofía y la política en su totalidad se habían puesto inicuamente al servicio del asesinato.
¿Queda algún hueco para la esperanza en este catálogo de contradicciones?
Las direcciones de las diversas facciones de Irlanda buscaron entre todas una salida al callejón sin salida de la lucha armada una vez que cayeron en la cuenta de que todo podía conseguirse mediante el proceso político democrático y que podía ponerse punto final al asesinato, la tortura y la cárcel. Este milagro se produjo en varias facciones de Irlanda aproximadamente hacia la misma época. Ex dirigentes de esas facciones han comparecido aquí durante unos cuantos años en programas de televisión para expresar que lamentan tantas décadas de violencia innecesaria. Lo impensable se ha convertido en un lugar común.
En un futuro no demasiado lejano, los vascos rechazarán toda identificación nihilista con la máquina de matar y apoyarán una política democrática sin amenazar con asesinatos o violaciones de derechos humanos. Política, cultura y filosofía se verán al fin liberados del terrorismo autóctono de los denominados luchadores por la libertad.
Shane O'Doherty es el primer terrorista arrepentido del IRA y autor de No más bombas (Ed. Libroslibres).

2/4/09

Reseña Bibiográfica de No Más Bombas

Publicada en Diario Liberal por Fernando José Vaquero Oroquieta, 25-1-2009

En España disfrutamos de una buena y constante producción editorial que oferta al mercado en lengua castellana una veintena de nuevos títulos por año de temática directamente relacionada con el terrorismo. No está mal. A ella debe sumársele los numerosos artículos y trabajos monográficos elaborados anualmente por un grupo selecto de escritores españoles y extranjeros: investigadores universitarios, periodistas especializados, políticos comprometidos…
Con todo, cuando hablamos de producción editorial, y en relación a otros géneros, debemos reconocer que el tema terrorismo “vende” poco; lo que no deja de ser un contrasentido, no en vano, según diversos estudios demoscópicos, el terrorismo sigue constituyendo una de las principales preocupaciones de los españoles. Entonces, debemos preguntarnos, ¿de qué se trata?: ¿hipocresía o cansancio social?

Los últimos meses no han sido una excepción a esta constante. Es más, tenemos que destacar la aparición de un título realmente excepcional: No más bombas. El estremecedor testimonio del terrorista que pidió perdón (LibrosLibres, Madrid, 2008, 210 páginas). Así, su autor, el irlandés Shane Paul O’Doherty, se paseó por España, a finales del 2008, para promocionar un título que, pensamos, debiera haber alcanzado una mayor resonancia mediática.

Ciertamente, sus promotores trabajaron mucho en su difusión. De hecho, para la temática que trata, no fueron pocos los resultados alcanzados: varias entrevistas en algunos diarios de difusión nacional, diversas reseñas publicadas en medios influyentes de Internet y radio, una buena atención desde el Grupo Intereconomía… Y si a usted, amable lector, le interesa rastrear esa presencia, puede consultar http://nomasbombas.blogspot.com/, donde encontrará el material más relevante; que no es poco. Pero, libro y autor, merecían mucho más.

Shane Paul O’Doherty fue un ejemplo paradigmático de adolescente terrorista norirlandés alimentado por una coherente y potente cultura del odio y de extrema afirmación identitaria. Esa “cultura” no era el producto etéreo y abstracto de una ensoñación sin raíces. Al contrario: toda una compacta comunidad humana se nutría de esos mitos movilizadores, estructurándose vitalmente en torno a una contundente estrategia terrorista que ofrecía, además de mucho sufrimiento a sus víctimas y sacrificados seguidores, un horizonte ideal, un estilo de vida integral, un compacto y atractivo entorno humano; toda una cultura fuerte y viva.

Ya en prisión, en parte sustraído de ese absorbente entorno, se atrevió a pensar por su cuenta, llegando a arrepentirse y, en consecuencia, a pedir perdón; comportamiento que generó no pocos rechazos, tanto entre sus antiguos correligionarios, como entre sus desconfiadas y maltratadas víctimas...

El libro es muy recomendable por varios motivos. En primer lugar, por ser una narración escrita en primera persona que no censura ninguna de sus experiencias, perlada de diversas muestras de una delicada y fina ironía inglesa (perdón, irlandesa) que la agiliza, provocando la sonrisa en el lector y, casi inevitablemente, su simpatía con el autor. Y, en segundo lugar, por descubrir la verdadera y compleja naturaleza de un muy concreto entramado terrorista, huyendo de tópicos al uso y simplismos. Todo ello merecería una más amplia difusión...

¿Por qué las cadenas televisivas generalistas no se han hecho eco de este testimonio? Tal vez no sea una novedad afirmar que, más allá de unos pocos convencionalismos políticamente correctos, tales medios han renunciado a la formación de una opinión pública sólida, libre y crítica; privilegiando la frivolidad y el entretenimiento instintivo. Sin embargo, siempre son de los primeros en reclamar a la sociedad su movilización cada vez que el terrorismo la golpea. Pero, ¿no es una manera poco elegante de escurrir el bulto y delegar su responsabilidad? Y, en el caso de las cadenas públicas, esa renuncia adquiere mayor gravedad, pues, entonces, ¿en qué queda aquello de su supuesta “vocación de servicio público”?

El terrorismo sigue constituyendo una gravísima y permanente amenaza para la convivencia española. En consecuencia, habría que afrontarlo en todas sus diversas expresiones y manifestaciones: policial, judicial, internacional… y ¿mediático-cultural? Hace unos pocos días, el pasado domingo 18 de enero de 2009, muchos españoles nos sobresaltamos leyendo una noticia preocupante: el diario El Mundo aseguraba que la Unión Europea había denunciado a España ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por no adoptar las disposiciones relativas a la prevención de la utilización del sistema financiero, para el blanqueo de capitales y para la financiación del terrorismo, recogidas en su directiva 2005/60 CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre de 2005; lo que tenía que haber efectuado antes del 27 de diciembre de 2007. ¡Y no pasa nada! ¿En cuántas ocasiones se ha afirmado, desde instancias políticas y mediáticas, que al terrorismo hay que combatirlo en todos sus frentes? Es imposible, ya, precisarlo. Pero el Estado español, también la oposición política, ¡se permiten el lujo de ignorar una de sus dimensiones más relevantes! ¿Simple ignorancia o negligencia criminal? ¿Nadie responderá por semejante deslealtad?

En muchas ocasiones, no pocos especialistas en esta temática, y en particular muchas víctimas del terrorismo, han afirmado que el Estado marcha a remolque de los acontecimientos, correspondiendo a ETA la iniciativa. Los hechos anteriores parecen confirmarlo.
Por ello desazona conocer noticias como la que acabamos de recordar, pues consolida la impresión de que padecemos una clase política y administrativa rutinaria, poco imaginativa, cuando no criminalmente negligente, instalada en un ejercicio acrítico del poder. Es inadmisible que el Estado no ponga “toda la carne en el asador” cuando de lucha antiterrorista se trata; pues hablamos de personas concretas asesinadas, de familias destrozadas, de historias humanas abruptamente rotas.

En este vomitivo contexto de renuncia y dejación, no es de extrañar que un testimonio relevante, como el del libro reseñado, que bien pudiera haber servido de revulsivo a no pocas conciencias, pase desapercibido para la inmensa mayoría de compatriotas.
Es la gran ventaja con la que juegan los terroristas: frente a su despiadado reto global encuentran un Estado acomodado y cobarde.

A pesar de todo, o precisamente merced a todo ello, ¡bienvenido Shane Paul O’Doherty! Gracias por tu testimonio y por tu valor. Y gracias a su editor, quien nos ha permitido conocerlo, ayudándonos así a comprender mejor la realidad tan denostada, como sorprendentemente desconocida, del terrorismo.

23/3/09

Shane en el programa Testimonio de La 2 de RTVE

Si habéis seguido el blog o si leéis los artículos que se han ido publicando, ya sabréis que gran parte de la conversión total de Shane se debe a su fe. Aunque el tema de la fe y de creer en Dios parece que ahora no está muy "de moda", ójala muchos terroristas siguieran sus pasos.

Ayer domingo en el programa Testimonio de La 2 de Televisón Española, se emitió el vídeo que el equipo filmó en diciembre, cuando Shane estuvo en Madrid para promocionar No Más Bombas. En el relata parte de su conversión desde el punto de vista de su fe.

El vídeo estará en la web durante toda la semana:

http://www.rtve.es/alacarta/todos/abecedario/T.html#454657

Espero que os guste!

12/3/09

“Son como alemanes que siguieran matando después de la II Guerra Mundial”

Por Alfonso Basallo, lanación.es, 12/03/2009

El autor del libro No más bombas, en el que cuenta su adolescencia como cachorro del IRA y experto en explosivos, y su arrepentimiento tras pasar 15 años en las cárceles británicas, analiza para lanacion.es los atentados del Ulster que amenazan al proceso de paz.



Shane O’Doherty cree que “son rebeldes que se han quedado sin causa” y que no tienen excusa para retomar la lucha armada. Pero que los atentados pueden provocar “una reacción violenta de los paramilitares protestantes.”

-¿Qué sintió Shane O’Doherty al enterarse de los atentados que han costado la vida a dos soldados y un policía en el Ulster?
-Me sorprendió. Es como si, una vez acabada la II Guerra Mundial,y capitulado Alemania y Japón y desmantelados sus ejércitos, un pequeño grupo de alemanes o japoneses se dedicaran a matar pretendiendo prolongar la guerra. Aunque debo añadir que esa maldición está un poco en nuestra historia: siempre hay cuatro gatos que continúan.

-¿Por qué?
-Algunos son adictos a la violencia y a ese estilo de vida.

-¿Realmente cree que el proceso de paz peligra con esta escalada del IRA auténtico y del IRA de continuidad?
-No es fácil la apuesta por paz, la democracia y la no violencia… Y tampoco hay que olvidar el contexto internacional: las células terroristas tienen facilidad para conseguir armas en Europa del Este y en EEUU. Pero lo más inquietante es que atentados como los de estos días proporcionan una excusa a los opositores protestantes paramilitares, que fueron obligados a entregar las armas en los acuerdos de hace 11 años, para retomar ahora el camino de la violencia.

-¿Está de acuerdo con Gordon Brown en que no habrá un retorno a los viejos tiempos?
-La inmensa mayoría del IRA entregó sus armas y se pronunció por la paz. Una minoría trata ahora de restablecer la lucha armada. No sé si lo conseguirá. Tienen en contra el contexto político del Ulster: actualmente no padecemos las brutalidades del Ejército británico de los años 70 (como el Domingo sangriento). Es decir, los terroristas no tienen excusas. Los rebeldes se han quedado sin causa y, además, apenas cuentan con apoyo en la comunidad católica. Pero, a la vez, la paz y la democracia son frágiles.


“NECESITAN PASAR UNA TEMPORADA EN LA CÁRCEL”

-Usted que ha sido terrorista ¿qué les diría a quienes disparan sobre soldados británicos o policias? ¿Cómo convencerles de que la violencia es estéril?
- Que tienen que pasar una temporada en la cárcel. Lo necesitan. Eso les diría. Verá: treinta años de lucha armada dividió a nuestro pueblo más que nunca, pobló nuestras prisiones, llenó nuestros cementerios, destruyó derechos humanos y generó un oceáno de sufrimiento innecesario. La mayoría de nosotros creció aprendiendo estas realidades… entre rejas. Eramos apenas unos adolescentes. Los del IRA auténtico y el IRA de continuidad necesitarían el proceso de aprendizaje de la prisión.

“TENEMOS QUE ENFRENTARNOS A NUESTROS DEMONIOS”


-¿Qué papel pueden jugar Obama y EEUU teniendo en cuenta lo decisivo que fue el apoyo americano al proceso de paz de hace 11 años?
-La influencia americana es siempre importante para Irlanda. En toda la isla sólo somos 6 millones de habitantes, pero hay 40 millones en EEUU en que se sienten de origen irlandés. De ellos obtenemos inversiones y apoyo. Los grupos paramilitares consiguen dinero y armas de los EEUU, de suerte que necesitamos el apoyo de las autoridades americanas para detener el flujo de dinero y armas de los simpatizantes hacia los terroristas. Claro que la paz también tenemos que hacerla en nuestra casa, y crecer respetando nuestras diferencias en nuestra pequeña isla habitada por dos tradiciones e historias diferentes: la británica y la irlandesa. Ese es nuestro reto.

-Después de 11 años, tras los acuerdos de Viernes Santo, parecía más fácil…
-No lo es. Es fuerte el peso del pasado. Tenemos que confrontar nuestros pecados, nuestro mal, nuestros demonios… y hacerlo por nosotros mismos. Esta es nuestra penitencia, supongo, después de 30 años de guerra.

11/3/09

«Tendremos algún muerto por año, como en el País Vasco»

Publicado en el ABC, 11 de Marzo de 2009

No cree que los últimos atentados vuelvan a encender el conflicto. Pero Shane O'Doherty, ex miembro del IRA, considera que los disidentes mantienen la voluntad de perpetrar ataques terroristas que podrían tener entre sus futuros objetivos a líderes del Sinn Fein.
POR E..J. .BLASCO

BELFAST. Estuvo en el IRA y tiene antiguos compañeros entre los disidentes. Shane O'Doherty, autor del libro «EI voluntario. Verdadera historia de un antiguo miembro del IRA», no cree que el Ulster regrese al pasado.

- ¿Habrá una vuelta a la era du­ra del conflicto norirlandés?
- No. Se trata de incidentes absolutamente aislados. Ha habido una reacción política y mediática desmedida, exactamente lo que esos grupos desean, pues les da publicidad. La sociedad debería acostumbrarse a ataques esporádicos de este tipo, normales hoy de comprar explosivos y armas. Un centenar de personas no puede poner en cuesti6n la democracia. De alguna manera, tenemos que llegar a una situación como en el País Vasco, donde la gente no cambia su opinión sobre el marco político y la democracia porque haya algunas muertes cada año.


- ¿Por qué hay una vuelta de la violencia?
- Hace diez años hubo una declaración de paz, pero no de principios compartidos. Desde entonces no se ha hecho nada por explicar que la violencia y los asesinatos son malos, que la «guerra» fue al­go equivocado por ambas partes. Así que la gente joven sabe que hay una declaración de paz, pero cree que fue un acuerdo meramente político, no sobre principios basados en los derechos humanos.

-¿Hay riesgo de algún acto de venganza de los paramilitares protestantes?
-Absolutamente. Los grupos lealistas no han entregado sus armas en todo el proceso de paz. El Gobierno ha aceptado esa situación e incluso les da dinero para sus actividades en los barrios. Y los disidentes republicanos están esperando que se venguen matando católicos, porque así entrarían en la espiral de violencia que desean.

- ¿Por qué se está enrolando gente en los grupos republica­nos disidentes?
- En los últimos cuatro o cinco años se ha producido un aumento del reclutamiento, cuando después de un tiempo de inactividad antiguos miembros del IRA se cansan de no tener “trabajo” y quieren volver a darle sentido a su vida. También antiguos miembros del Sinn Fein comienzan a acusar a esta formación de mal vender los principios que llevaron a la lucha armada. Pe­ro junto a los más experimentados, que lideran las acciones violentas, hay un recluta­miento sobre todo de jóvenes, que se sienten atraídos por la aventura. La crisis económica acentúa todos esos procesos.

-¿Pierden autoridad Gerry Ada­ms y Martin McGuinness en el movimiento republicano?
Probablemente los dirigen­tes del Sinn Fein serán también objetivo de atentados por parte de los disidentes.




28/1/09

Artículo sobre Shane en El País... en 1976!!!

Este artículo apareció en El País en septiembre de 1976. Ahora que Shane ha vuelto a ser noticia en España por la publicación de su autobiografía, el periódico no ha publicado nada... Una pena..., ya que está claro que podemos aprender mucho de toda la situación... Irlanda del Norte ha conseguido la paz. ¿Y nosotros?


No se vislumbra solución para el problema del Ulster
Un joven irlandés condenado en Londres a cadena perpetua por terrorismo
JUAN CRUZ RUIZ, - Londres - 12/09/1976

Un joven irlandés de veintiún años, Shane O'Doherty, ha sido condenado en Londres a cadena perpetua como autor del envío de 23 cartas explosivas que en 1975 recibieron diferentes personalidades británicas.

La sentencia fue dada a conocer al mismo tiempo en que el Parlamento de Dublín, en la República de Irlanda, aprobaba medidas para combatir el terrorismo, y el primer ministro Callaghan nombraba al ex ministro del Ejército, Roy Mason, secretario de Estado para Asuntos del Ulster. Mason, como su antecesor, Merlyn Rees, va a Irlanda del Norte con el propósito de acabar gradualmente con la presencia del Ejército en el territorio. Parece que las condiciones en que sigue la situación del Ulster no hacen adivinar ninguna solución rápida en ese sentido. El Ulster sigue siendo un polvorín. Para los conservadores, la violencia está animada por fuerzas socialistas extranjeras; para el IRA, por la permanencia de las tropas británicas en la provincia. En medio del conflicto, el caso del joven irlandés condenado a cadena perpetua, -puesto que, dijo el juez, la horca ha sido abolida- es otro ejemplo de la imposibilidad de un entendimiento entre las distintas facciones en lucha.O'Doherty, que era un estudiante de química de la Universidad de Dublín, escribió al principio de su primer ensayo escolar, cuando sólo tenía seis años: «Quiero morir por Irlanda».

A los dieciocho se unió a los provisionales del IRA. Utilizando sus conocimientos químicos se convirtió pronto en el principal experto en explosivos de la organización militante católica.
En un piso de Londonderry, muy cerca de donde vivían sus padres, que creían que Shane seguía estudiando en Dublín, el joven químico preparó los más sofisticados artefactos, algunos de los cuales inventó él mismo.

Se especializó en cartas explosivas. Durante el verano de 1975, envió 23 a otros tantos políticos, sacerdotes, jueces y funcionarios británicos. Ninguno de los objetivos de sus bombas postales murió. Sin embargo, su novia falleció cuando uno de los artefactos preparado por Shane explotó inesparadamente en el piso que ambos ocupaban.

Desde que comenzó el juicio en el que se le ha condenado a cadena perpetua, O'Doherty se negó a reconocer al jurado, se definió a sí mismo como un «soldado, prisionero político del Ejército de ocupación» y pidió perdón por los daños que pudo haber causado a «los trabajadores ingleses» que en algunos casos abrieron las cartas que él envió.

El caso de O'Doherty, -desde los seis años se propuso, luchar hasta la muerte por Irlanda-, es un reflejo más de la situación que se respira en el Ulster. Los sucesivos Gobiernos que han querido resolverla se han encontrado con que el enfrentamiento es irrefrenable: si los combatientes decrecen en número, se hacen más efectivos desde el punto de vista de la técnica.

El propósito de los laboristas con respecto a la provincia es el de crear, las condiciones para hacer posible la salida del Ejército del territorio. Cuando tomó posesión de su cargo de ministro para Asuntos del Ulster, Merlyn Rees dijo: Mientras tengamos que mantener aquí las tropas, el Gobierno habrá fracasado.

Pero las tropas siguen allí, y no se espera que su sucesor, Roy Mason, que ha sido hasta ahora ministro del Ejército, pueda superar lo que Rees ha logrado por devolver un cierto estado de normalidad callejera a Irlanda del Norte.

Mason, además, ya se encuentra con la oposición de algunos grupos políticos moderados de la provincia. Gerry Fitt, del Partido Socialdemócrata Laborista, de tendencia republicana, ha dicho que el nuevo encargado de los Asuntos del Ulster es un hombre poco de fiar porque como ministro del Ejército no ha tomado medidas disciplinarias contra los soldados acusados de maltratar a ciudadanos irlandeses.

27/1/09

Entrevista a Shane

Con motivo de la reciente publicación de su autobiografía, No Más Bombas, en España, Shane O’Doherty nos expresa en esta entrevista sus opiniones respecto al problema del terrorismo, que tanto sacude a nuestro país.

¿Cuál crees que es nuestro mayor reto ante la lucha contra el terrorismo?
Cuando hay un conflicto armado, conseguir la paz es lo primero que deseamos y es sin duda un milagro, pero una vez lograda la paz, todavía queda mucho por hacer. No basta simplemente con acabar con la violencia. Muchos de los involucrados opinarán que la situación ha cambiado debido a algún acuerdo o negociación, pero sin llegar al convencimiento.
Lo que tenemos que explicar, sobre todo a los jóvenes y a las nuevas generaciones, es que la guerra, la violencia, el terrorismo, la violación de los derechos humanos son una equivocación. Tenemos que dar razones para acabar con la violencia, no sólo llegar a acuerdos, y no se está haciendo.

Aunque hayamos conseguido la paz, como ha ocurrido en Irlanda, ya hay nuevos grupos, que no estando de acuerdo con el proceso de paz ni con la política, están consiguiendo que gente joven se vuelva a involucrar.
Si hay dificultades en llegar a un acuerdo, estos jóvenes dirán, “volvamos a la lucha”, porque nadie les habrá dado razones para dejar la violencia, razones para perseguir la paz. Necesitamos un proceso de conversión y de esclarecimiento, de tomar responsabilidades ante los derechos humanos, no sólo negociaciones.

¿Qué fue lo que más te influyó en tu camino hacia la conversión?
Los cuatro Evangelios… Una vez, todavía en la cárcel de Brixton, en Londres, le pedí en tono desafiante a uno de los capellanes que me diera pruebas de que Dios existía. Me lanzó los Evangelios y me los leí en una noche, de un tirón. El hecho de leer los cuatro de una vez, con esas cuatro descripciones tan profundas, me dio una visión íntegra de Jesucristo. Lo que me chocó fue que la figura divina de Jesucristo, con una causa divina, sagrada e inocente, nunca usaba la violencia, hablaba de amar al prójimo, y yo, con una causa política, ni divina, ni sagrada ni inocente, estaba dispuesto a usar la violencia. Los Evangelios comenzaron a desafiarme y mi propia conciencia me empezó a condenar. Tenía que reconciliarme con mis víctimas, con Dios y conmigo mismo.

¿Qué efecto esperas que tenga la publicación de tu libro en España?
Espero que nadie que lea mi libro - especialmente los jóvenes – cometa los mismos errores que cometí yo; que aprendan de mi experiencia, que vean que todas esas promesas de cambiar el mundo mediante la violencia son siempre falsas porque al matar o herir a otros seres humanos, lo único que se logra es cometer más injusticias en lugar de ponerles fin. Te conviertes en transgresor de los derechos humanos. Espero que mi libro sirva de advertencia a aquellos que siguen el camino de la violencia: es un callejón sin salida.

¿Qué dirías a aquellos que se resisten a perdonar?
No tengo nada que decir a los que se niegan a perdonar. El perdón tiene que venir del corazón y del alma, de lo más profundo de cada uno. Si alguien no sabe perdonar desde lo más profundo de su corazón, entonces Dios es el único que le puede ayudar.

¿Y a los que no se arrepienten de lo que han hecho?
Vivir implica arrepentirse de cosas, haber vivido y haber intentado luchar, haber cometido errores por inmadurez o por pasión, conocer el arrepentimiento… Todos nos arrepentimos de nuestras debilidades y de nuestros fallos. Negar el arrepentimiento es negar la vida.

En España se compara a menudo a ETA con el IRA. ¿Crees que son comparables?
Aparte del hecho de que tanto la ETA como el IRA se aferraron a la lucha armada antes de ni siquiera haber intentado un activismo político y democrático, de que han matado y mutilado y han cometido innumerables violaciones de los derechos humanos, no hay comparación entre 800 años de ocupación y usurpación británica en la historia de Irlanda y la historia del País Vasco. El Antiguo IRA - como se denominó entre 1918 y 1922 – luchó para establecer la libertad y la democracia en Irlanda y ganó la libertad de 26 de los 32 condados irlandeses. Después, el Antiguo IRA se convirtió en el ejército irlandés, comprometido con el pueblo y el gobierno democrático de Irlanda. Desde 1922 ha habido nuevos grupos que han explotado el nombre del IRA y que nunca han gozado del apoyo de la nación ni del gobierno de Irlanda. La lucha armada se declaró extinguida definitivamente a finales de los 90.

30/12/08

Un joven que simpatiza con ETA tiene que inventarse al enemigo



Tatiana Rojas Brito y Miguel Pato (Periodista Digital, 29-12-2008)

Miembro activo del IRA en los años 70, fue juzgado y condenado en 1975 por terrorista. Durante su estancia en la cárcel reflexionó sobre el terror y las víctimas que causó “aquella lucha”. Ahora alza su voz, esta vez por la paz, con el libro “No más bombas” (Ed. Libros Libres).

“Botellas rotas bajo los pies de los niños. Cuerpos esparcidos a través de un callejón sin salida… Muchos han perdido, ¿pero dime quién ha ganado? Las trincheras cavadas en nuestros corazones”. Así suena “Sunday Bloddy Sunday” de U2, una que rememora el terrible Domingo Sangriento.

Shane Paul O’Doherty estuvo allí aquel día en el que murieron 13 personas a manos de la brigada paracaidista británica.

“Yo tenía 17 años e iba en una manifestación en defensa de los derechos humanos. Iba con un amigo mirando a las chicas y riendo. De repente tiros y caos. Eché a correr para salvar la vida aquel domingo”.

http://www.youtube.com/watch?v=2AdmGjaRTWc

En este círculo de violencia vivió Shane Paul durante su adolescencia. El asedio británico en las calles en busca de simpatizantes del IRA, la sensación de desamparo político y su juventud lo llevaron a acogerse al mensaje más radical de la banda terrorista.

“Los irlandeses éramos ciudadanos de segunda en nuestro propio país, una minoría localizada. No teníamos ni siquiera representación en el Parlamento. Todos nos preguntábamos quién defendería nuestra gente, nuestros vecindarios, nuestros guetos. Y el IRA dijo: nosotros os defenderemos”.

Shane Paul O’Doherty cuenta que durante los años que desarrolló actividades terroristas estaba cegado y creía firmemente en el uso de la violencia para defender su causa

“Los gobiernos y las iglesias creen en el concepto de ‘guerra justa’ y han empleado la violencia cuando lo han creído necesario. Nosotros no nos considerábamos terroristas. Éramos patriotas defendiendo nuestro país del opresor británico”.

Y es que muchos sectores de la comunidad norirlandesa apoyaban al IRA y veían como héroes a sus miembros

“Los católicos fueron obligados a vivir en extrema pobreza. Estaban rodeados del gobierno, de las fuerzas de policía y de los soldados de la armada británica protestante que atacaban las zonas católicas con pistolas y bombas.”

“La gente joven trataba de resistirse simplemente con piedras y cócteles molotov. La comunidad católica entera los enaltecía como héroes antes de que llegase el IRA: hombres de negocios, abogados, profesores… Todos los que vivían ahí se sentían seguros porque teníamos barricadas y personas heroicas que tiraban bombas”.
Pero no resolvieron nada con las armas y agravaron la situación de su comunidad. El sufrimiento y el dolor de los suyos y ajenos no les hacía ceder en su lucha armada a pesar de ver que no obtenían resultados

“Cualquier hombre que experimente la violencia, el sufrimiento y el horror en su comunidad quiere un final para esta situación. Pero desafortunadamente muchos son los orgullosos y extremistas que no quieren parar hasta ver beneficios. Es muy difícil volver a la comunidad diciendo: ‘La hemos fastidiado. Esta guerra estuvo mal y todo el dolor y el sufrimiento no sirvieron para nada’. Conlleva un coraje muy especial para el líder el parar la guerra”

Ahora el ex terrorista mira atrás y se arrepiente de no haber agotado la vía política antes de coger las armas para lograr derechos para Irlanda del Norte

“Nos precipitamos a la guerra antes de probar medidas pacíficas, política activista, política apasionada. Fuimos a la guerra primero y luego nos rascábamos la cabeza pensando: ¡Mierda, quizá deberíamos haber probado la vía política! Todavía tenemos fronteras y reglas británicas pero ahora los católicos tienen ahora la mitad del poder. Lo terrible para mí y para las personas que estuvieron 14 o 15 años en la cárcel es que podríamos haber obtenido todas estas cosas a través de medidas democráticas”.

Este mensaje es el que quiere transmitir con su libro y pretende llegar a los jóvenes en riesgo de ser atraídos por grupos parecidos al IRA

“El libro intenta decirles a los jóvenes: no hagáis lo que yo he hecho. No vayáis donde yo he ido porque eso supone muchos problemas para todo el mundo. Mi problema fue que, cuando escapé porque me perseguía la armada británica y la policía por las bombas de Londres, ya no tenía opciones, ya no podía volver atrás. Mi deseo es que mi libro sea leído sobre todo en el norte de España, en el País Vasco”.

Shane Paul O’Doherty siente España como su segunda casa y ve diversas similitudes entre el País Vasco e Irlanda del Norte, con algunos matices:

“Un joven vasco no ve a soldados españoles en la calle con sus pistolas apuntándoles a la cara: es muy diferente. De hecho tiene que inventarse al enemigo. Pero en España pasa ahora como pasaba entonces en mi país: el catolicismo se está derrumbando y existe una polarización de los partidos políticos. Soy un turista político.”

19/12/08

Ponía bombas en Londres y sabía que eso no llevaba a ningún lugar


Por Alfredo Urdaci, publicado en La Gaceta el 15 de diciembre de 2008
Shane Paul O'Doherty, terrorista arrepentido del IRA.

El hombre que gesticula y sonríe frente a mí aterrorizó a Londres durante meses con sus cartas bomba. En 1975 fue juzgado y condenado. Pasó 14 años en la cárcel. En ese tiempo redescubrió la fe, se arrepintió y escribió cartas de perdón. En el 89 salió de prisión.

Estudió Filología, Teología y Filosofía. Habla como un torrente, ríe, mueve las manos y dispara chistes sobre ingleses. Ha vivido en Irlanda, en Estados Unidos, en Suecia, y en la cárcel. En prisión se liberó. En No más bombas (Libroslibres) relata su vida.

¿Por qué entró en el IRA?
Fue con 15 años. En mi casa nunca se habló del problema irlandés. Fue en la escuela. La historia sólo hablaba de los héroes, de los mártires, de violencia.

Así que usted se dedicó al terrorismo.
No entendía cómo a unos kilómetros de mi casa los irlandeses tenían libertad y nosotros no. Desde nuestra ventana se veía la Irlanda libre. Nos educaron para la violencia.

Hoy está liberado de ese odio.
Yo crecí internamente en la cárcel. La lección más extraña de mi vida es que después de haber luchado contra ellos, una vez cumples la condena, los ingleses te dejan en paz. Y eso no pasa en otros países.

Pues les dejó usted amargos recuerdos.
Hoy voy a Londres a menudo y me muevo con facilidad. Cuando vuelvo a Irlanda les digo lo respetuosos que son los británicos y no les gusta.

¿Cuándo se dio cuenta de que el camino del terrorismo era un callejón ciego?
Cuando ponía bombas en Londres ya sabía que aquello no llevaba a ningún lugar.

¿Y en prisión?
Mire, en prisión no tienes otra opción que ser honesto. Mandé una carta al periódico del IRA con mis reflexiones. No la quisieron publicar. Se la mandé al obispo y la hizo pública.

Y estalló.
Todos sabíamos que la violencia no llevaba a nada, pero estaba el honor, y por eso nadie quería reconocerlo. Cuando estás en la cárcel te dicen que no aceptes nada del enemigo. Yo fui el primero que optó por la educación.

Eso le condenó a la soledad.
Necesitaba la libertad de pensar por mí mismo. Tenía que luchar contra una organización que me dominaba. En la cárcel encontré mi liberación personal. Es como la historia de Yoyes.

¿La conoce?
Claro. Yoyes demuestra el miedo que tienen las organizaciones terroristas a que sus miembros piensen por sí mismos.

¿Y cómo se sale?
La misma pasión que pones en la violencia la tienes que poner en una liberación personal. La gran pregunta es ¿ha merecido la pena tanto dolor, tanta gente en prisión, tantos muertos?

Esa es una pregunta con respuesta incluida.
Muchas veces me miro al espejo y pienso que la huella que dejamos en el mundo es muy leve. Quiero que la mía sea lo mejor y más profunda posible.

En casa no le hablaron de armas, ni de odio y, sin embargo, usted eligió esa opción. Le pasará a otros.
Es que la escuela nos contó una historia de violencia, no nos hablaron de derechos humanos. Y no es posible ninguna cultura moderna que piense que matar es un deber.