El terrorista que pidió perdón
"Estaba desesperado por ser un héroe, por ser un mártir, por salvar a la gente". Así explicó Shane O'Doherty, ex-terrorista del IRA arrepentido, por qué con sólo quince años entró en esta banda terrorista. Durante cinco años preparó y colocó explosivos, disparó a soldados británicos y envió decenas de cartas-bomba a Londres. Después de ser detenido con veinte años fue condenado a treinta cadenas perpetuas. Todo ese tiempo para pensar en la cárcel lo llevaron a arrepentirse de sus crímenes y pedir perdón a la personas heridas en sus atentados. "Catorce años te hacen evaluarlo todo", confesó O'Doherty, que se dio cuenta de su error al estudiar los Derechos Humanos y leer los cuatro Evangelios en una noche. "Estaba avergonzado del IRA" y "sentí la obligación de pedir perdón". Perdón. Palabra tabú para sus compañeros del IRA, que le retiraron la palabra y le decían que había cambiado "para hacer su vida más fácil"; pero también para muchas víctimas y políticos, que "pensaban que volvería a ser un terrorista". Toda esta experiencia la dejó escrita en The Volunteer (No más bombas en la edición en español), el primer testimonio de un miembro arrepentido del IRA.

La cárcel y el paso del tiempo hizo que O'Doherty se arrepintiera de «sus locuras» y cambiara el enfoque: "la cuestión importante no es quién tiene razón, sino respetar los Derechos Humanos. Si todos los respetamos, podemos tener un diálogo civilizado". A partir de entonces, Shane se comprometió con la búsqueda de la paz para Irlanda.
Como despedida, Shane O'Doherty quiso (ante un auditorio abarrotado) dar su visión del final del terrorismo, apostando por el diálogo ("no confundir negociación con conversación"): "Si esperas a que la gente deje de poner bombas, nunca lo hará [...] La democracia debe ir a los terroristas, como los curas a los pecadores o los médicos a los enfermos".
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