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Aurelio Ruiz Enebral 24 de noviembre de 2009 (Fóro de Debate Político Ágora)

El terrorista que pidió perdón

"Estaba desesperado por ser un héroe, por ser un mártir, por salvar a la gente". Así explicó Shane O'Doherty, ex-terrorista del IRA arrepentido, por qué con sólo quince años entró en esta banda terrorista. Durante cinco años preparó y colocó explosivos, disparó a soldados británicos y envió decenas de cartas-bomba a Londres. Después de ser detenido con veinte años fue condenado a treinta cadenas perpetuas. Todo ese tiempo para pensar en la cárcel lo llevaron a arrepentirse de sus crímenes y pedir perdón a la personas heridas en sus atentados. "Catorce años te hacen evaluarlo todo", confesó O'Doherty, que se dio cuenta de su error al estudiar los Derechos Humanos y leer los cuatro Evangelios en una noche. "Estaba avergonzado del IRA" y "sentí la obligación de pedir perdón". Perdón. Palabra tabú para sus compañeros del IRA, que le retiraron la palabra y le decían que había cambiado "para hacer su vida más fácil"; pero también para muchas víctimas y políticos, que "pensaban que volvería a ser un terrorista". Toda esta experiencia la dejó escrita en The Volunteer (No más bombas en la edición en español), el primer testimonio de un miembro arrepentido del IRA.


Shane O'Doherty enmarcó su historia personal en el marco del conflicto irlandés. "Una historia muy triste", en la que "todo el mundo puede contar víctimas", que estalló a comienzos del siglo XX con la Revolución Católica aplastada por los británicos y que, en 1921 y tras una "terrible" guerra civil en la que "los jóvenes debían sacrificar sus vidas", dio como resultado una República de Irlanda independiente en el Sur y el Norte ("las mejores tierra, las más ricas, las más industriales") aún como parte de Gran Bretaña. "¿Por qué vivimos dentro de Gran Bretaña?", le preguntó Shane a su padre cuando era pequeño. No recibió respuesta a esta pregunta, más aún, la realidad que veía día a día en Derry, su pueblo natal, le hizo preguntarse por qué la falta de trabajo obligaba a sus conocidos católicos a emigrar; por qué los protestantes iban armados con pistolas y los católicos no tenían forma de defenderse; por qué veía arder la ciudad de camino al colegio. Entonces comenzaron las marchas por los derechos civiles: "cuando los británicos estaban dormidos, los católicos despertaron". Los católicos se preguntaban dónde estaba el IRA y protestaban por su ausencia con pintadas como «I Ran Away» («Me escapé»). El Ejército Republicano Irlandés (IRA) se convirtió en la policía de los católicos, se hizo parte del paisaje de muchas ciudades del Ulster... hasta que el Domingo Sangriento (1972) dio una dimensión mayor al conflicto. La masacre provocada por los francotiradores británicos provocó el reclutamiento de miles de voluntarios, muchos de corta edad, como Shane ("todos mis amigos estaban en el IRA"). Y es que "los jóvenes suelen pensar cosas muy extremas, hacer muchas locuras".

La cárcel y el paso del tiempo hizo que O'Doherty se arrepintiera de «sus locuras» y cambiara el enfoque: "la cuestión importante no es quién tiene razón, sino respetar los Derechos Humanos. Si todos los respetamos, podemos tener un diálogo civilizado". A partir de entonces, Shane se comprometió con la búsqueda de la paz para Irlanda.

Como despedida, Shane O'Doherty quiso (ante un auditorio abarrotado) dar su visión del final del terrorismo, apostando por el diálogo ("no confundir negociación con conversación"): "Si esperas a que la gente deje de poner bombas, nunca lo hará [...] La democracia debe ir a los terroristas, como los curas a los pecadores o los médicos a los enfermos".

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